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Igor entra en danza
El callejón de las botxerías
Ese es el escenario donde Igor entra en danza. Igor es, por supuesto, Igor Yebra. El bailarín bilbaino de los pies alados, estrella del Ballet de la Ópera de Burdeos, recrea este ballet mágico e irreal en colaboración con un grupo de profesionales muy próximos a él y alumnos y exalumnos de su escuela. La historia fluye bajo sus pies y vuela sobre sus brazos y contagia la fantasía de la infancia a todos cuantos la ven.
Ayer fueron cientos los que se acercaron al Teatro Arriaga, ya digo, para presenciar ese fenómeno. Desde el cineasta Pedro Olea, hasta la pequeña bailarina Sara Abalía, acompañada por Gloria Abalía, pasando por Juan Viaras, Merche Gómez; Olaia y Lorena Pérez; Aitor Zumelzu y Begoña López, junto a Olaia y Aitana Zumelzu, Teresa Ortuzar, Carlos Martínez, Ainhoa García, Paula Zubeldia, Carmen Aristizabal, quien regresaba al teatro para reencontrarse con un ballet que le fascinó hace taitantos años -dejémoslo ahí...- y era incapaz de disimular su emoción, Juan Zudaire, Matxalen e Igor Fernández, Nagore Uriarte, Ander Zarate, Miren y Ane García, Beñat Urrutia, Iñaki Zarraga, Patxi Olabarria, Mikel y Leyre Aranburu. Patricia Martin, Gorka e Irati Rodríguez, José Luis Salaberriay un buen número de espectadores que vibraron en el patio de butacas mientras la historia volaba y volaba, hasta llevar a los presentes a un mundo de ensueño, el país donde nada malo te puede pasar. Fuera hace frío.
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