Hartza Iguzki, espectáculo sobre 20 años de carnaval

Dos son las principales citas de esta jornada, y las novedades de esta novena edición del festival Hartzaro. Por un lado se presentará el espectáculo Hartza Iguzki, en el que actuarán un centenar de bailarines, músicos y actores será ofrecido a las 18 horas, en el frontón cubierto Kiroleta.



Este espectáculo trata de festejar 20 años de alianza en-tre tradición y creación. Har-tza Iguzkia cuenta la historia de un zirtzil (personaje de la maskarada, habitualmente mal vestido) enfrentado a los acontecimientos generadores del carnaval: el despertar de la naturaleza y el oso que sale de su hivernación, la máscara de la doble personalidad y de las oposiciones (la carne frente al espíritu, el instinto frente a la razón o la confrontación con el orden establecido, los excesos del carnaval...).



Creación de danzas



Una segunda novedad se incluye en el programa festivo de la jornada en Uztaritze. La danza adquirirá un papel protagonista a través de las tres creaciones de danza, que serán presentadas esta noche, a las 21 horas, en Kiroleta.



El grupo Biez Bat de Basusarri presentará las coreografías peiz Banako y Bum bada Bum. La primera es la ilustración perfecta de la mezcla entre tradición y creación, tanto a nivel musical como coreográfico. En la segunda, la originalidad está presente en todos los niveles, particularmente en el acompañamiento musical, que mezcla instrumentos tradicionales y de ritmos afro-cubanos.



Una segunda propuesta será la creación de danzas Burrunka, de Beñat Amorena. Bu-rrunka es una deambulación musical y bailada sobre una base de percusión y de gaitas, que invitana la improvisación en las danzas. Por último, cerrará la velada la creación de danzas Plissé Soleil a cargo del grupo Kossiwa. Para esta creación Flora Thefaine se ha inspirado en tradiciones étnicas de su país, obteniendo coreografías en las que prima el mestizaje.



El argumento de esta obra gira en torno a las labores temporales de la tierra, que gracias a la danza se convierten en juegos de correspondencias entre músicas y gestos. Cuatro bailarines, acompañados de un percusionista, ilustrarán en blanco y negro esta realidad.