Gesto perruno

Crítica de danza

Con una duración de cincuenta minutos, el espectáculo del tinerfeño se inspira en una idea genérica del mejor amigo del hombre. En el aspecto coreútico, Abreu potencia hasta la extenuación el gesto como motor para desarrollar una danza orgánica. Resulta reiterativo el abuso de este método, aunque es cierto que aflora su mejor calidad de movimiento. El clímax de la obra se sitúa en la escena en la que el intérprete tinerfeño emula a un can. Interesante desarrollo coreográfico al que, quizás, le sobra el manido recurso del desnudo en escena. Tibia acogida de la propuesta perruna de Abreu.