Estética y expresividad

En esta ocasión Thierry Malandain propone, en coproducción con el teatro Victoria Eugenia, un programa compuesto por dos obras de inspiración española con las que el coreógrafo redunda en su faceta recreadora de obras clásicas bajo un prisma actual.

El Retrato de la Infanta abrió la velada, escoltada por las esculturas de Manolo Valdés, presentando una obra construída a base de un lenguaje coreográfico abstracto en el que resaltó sobremanera el enfoque formal. Una danza pulida y refinada se fue desgranando en dúos, tríos y cuartetos, eventualmente acompañados por toda la compañía, dando lugar a fantasías de movimiento inspiradas en diversos cuadros de Velázquez.

El Amor Brujo,a continuación, suspuso una propuesta coreográfica en absoluto contraste con la primera pieza. Enmarcada en una sobrecogedora y bellísima puesta en escena, esta obra se adentró en las emociones a través de un movimiento permeable, sentido y de contenido más dramático, en el que los protagonistas de la historia se ven multiplicados en el escenario logrando un emocionante impacto. La exquisita y afinada iluminación, por su parte, envolvió a la perfección las secuencias coreográficas que consiguieron un alto contenido estético, así como un gran valor expresivo. Baste mencionar, a propósito de la escenografía, la cálida alfombra a base de pétalos de rosa de color gris que dulcificaba los certeros pasos de los intérpretes cuyos sensuales movimientos se vieron, además, vestidos con destacada elegancia.

Una bella, deliciosa e intensa coreografía que fue aplaudida con gran entusiasmo y fervor por parte del público asistente.

Esta gran velada de danza vuelve a tomar el escenario del Victoria Eugenia hoy, a las 19:30.