Elegancia y ligereza

Teatro Nacional de Brno - Crítica

La Orquesta Nacional de Brno dirigida por Jan Stych, realizó un excelente trabajo en perfecta armonía con el ballet, desplegando un sonido limpio, brillante y medido. Tanto el libreto, como la música y la coreografía que lo desarrollan, componen una obra ligera, agradable y entretenida, con una trama de enredo sentimental y final feliz que sucede entre personajes de la alta sociedad europea de principios del siglo XX.



La coreografía no posee una verdadera vocación de búsqueda coreográfica original, sino que más bien se trata de una mera aplicación de pasos académicos relacionados entre sí de una manera muy habitual, ejecutados, eso sí, con gran elegancia y sensibilidad, y perfectamente conjugados con la música.



En esta obra, tanto el fondo como la forma, coinciden en su ligereza y superficialidad. Su único objetivo es entretener, cosa que consigue sobradamente en su discurrir ameno, complaciente y nada pesado.



Entre los intérpretes destacó Martín Zak en el papel de Conde Danilo por la pureza de sus líneas y movimientos y su porte fino y elegante. En general, los varones brillaron más que las damas demostrando un elevado nivel técnico. Un rico vestuario y una elaborada escenografía ambientaban acertadamente la historia que se nos contaba.



El público llenaba completamente el auditorio una vez más, dejando constancia de su afición por este tipo de espectáculo.