El sello Carrasco

Crítica, Marta Carrasco

Su nuevo trabajo, Ga-gà, es más teatral que nunca en una creadora que cada vez atrapa con más pasión los aires teatrales para unirlos a su experiencia de danza de toda la vida. Ga-gà es un trabajo menos directo que otros suyos, donde el espasmo se presenta difuso, zigzagueante. Una obra de impacto visual, inestable, fría por momentos, encendida en instantes de gran belleza. Carrasco sigue siendo una constructora de sensaciones que ya casi ha prescindido de la idea, de un núcleo estructurado y explicable. ¿Danza o teatro?



El estreno de Feria fue también momento para el reencuentro con el grupo Ados y Cómo agua para chocolate, montaje con el que llevan ya un buen número de representaciones. Es la obra de mayor producción de las que han hecho, aunque no sea precisamente lo mejor que han creado. Espectáculo que intenta recorrer por completo la novela de Laura Esquivel y quizás tiene ahí su principal problema, al quedar la historia apresurada, intentando captar el río narrativo del original. Tiene a su favor ese toque colorista y pasional que su directora, Garbi Losada, propone siempre, más ahora cuando de amores imposibles y tórridos se trata.