El pasado vivo de Kukai

Decimo aniversario de la compañia de danza

UNA década en diez pasos (de baile). La historia de Kukai, la compañía de danza nacida en Errenteria hace diez años, ha convivido con varias señas de identidad: además del talento y la belleza, el intento por ir siempre un poco más allá, contando cosas nuevas con un lenguaje tradicional o viejas historias en un idioma contemporáneo, la afición a las colaboraciones y al cruce de las disciplinas.

Todo queda ahora registrado en la exposición de la Casa Xenpelar, que recopila imágenes, carteles, atrezzo, un listado de escenarios y plazas por los que ha desfilado su magia y los trajes que han vestido las propuestas de Kukai a lo largo de su intensa trayectoria. La muestraHamar urte dantzan regresa a los orígenes del grupo y recuerda a los primeros que les prestaron espacio y crédito: Mikelazulo, Musikaste y Landare.

No es casualidad que los tres radiquen en Errenteria, porque el vínculo de Kukai con su localidad natal se ha preservado desde sus ensayos en pequeños locales hasta ahora, cuando presentan sus piezas en auditorios de París, Montreal, San Francisco o México D.F. "O el estreno, o el preestreno o la segunda función la hacemos siempre en Errenteria", precisó ayer Jon Maya, fundador de la compañía. El afecto es recíproco: además de acoger sus primeros pasos, Errenteria fue escenario de un homenaje "muy especial" en 2009, cuando los bailarines lanzaron el txupinazo de las fiestas.

HITOS Y CIMAS

Política de alianzas

Los hitos de Kukai comenzaron en 1937, "un momento muy importante", apuntó Maya, que supuso el inicio de la colaboración con Tanttaka. Sus dos siguientes montajes también fueron de la mano de la compañía donostiarra y la dirección de Mireia Gabilondo, y compartían su inspiración en una gran figura vasca: OteHitzaRI biraka, sobre la poesía del escultor oriotarra, y Hnuy Illa, otra aproximación poética a Joseba Sarrionandia. Si la pieza sobre Oteiza significó para Kukai un "cambio de estética", en Hnuy Illa hubo una metamorfosis "en el estilo", recompensada con el Premio Max al mejor espectáculo revelación.

Pero los pasos del grupo no se detuvieron ahí, y tras coquetear con la calle en Taupadak, salió sin matices a su encuentro en Soka, que tendría un desarrollo posterior en Soka 2. "Un paso más, pero muy profundo", subrayó Maya, en el que sobresale la colaboración con la coreógrafa Pantxika Telleria, con la que repetirán en Karrikan.

Los vínculos reaparecen en su siguiente montaje: Sorgineta, en el que se acompañan de la Orquesta de Euskadi y la Coral Andra Mari. Probablemente, la política de alianzas de Kukai toca cima (que no techo) con Hostoak, "uno de esos regalos que te da de vez en cuando la vida", según la definición del bailarín guipuzcoano. La complicidad con Txalapart, Oreka TX y Amaren Alaba desemboca en un montaje que recupera el "espíritu inicial" de Kukai, con la actualización del lenguaje contemporáneo.

EL PORVENIR DEL PASADO

Cantera de espectadores

De hecho, Kukai nunca ha pasado página del todo de sus anteriores espectáculos. El fundacional 1937 ha vuelto a representarse este año con motivo del 75º aniversario del bombardeo de Gernika, pero tambiénKarrikan o Soka o Hnuy Illa han regresado a la escena en los últimos tiempos.

Por eso, como destacó Maya, de las sensaciones que les despierta ver sus últimos diez años entre las cuatro paredes de la coqueta planta baja de la Casa Xenpelar, "lo que más" les alegra es que "no se trata de pasado, sino que son obras que están vivas".

La compañía también lo está para el próximo año tiene previsto el estreno de Komunikazioa-Inkomunikazioa, que retoma su colaboración con Tanttaka y en cuya producción participa el Teatro Arriaga de Bilbao.

Su apuesta por el futuro se revela, finalmente, en el acuerdo firmado con el Ayuntamiento de Errenteria y que involucra a Kukai en la sensibilización de las artes escénicas, de la cultura general, entre la población, especialmente en los más pequeños.

De las impresiones que provocan a los niños también hay muestra en Xenpelar. En uno de sus muros se exponen dibujos de alumnos de las ikastolas Langaitz, Orereta y Cristobal Gamón, en la que los dibujantes regalan a los bailarines un espejo inédito en el que mirarse, y en el que algún pequeño ejerce de crítico: "Gustatu zait", se lee en su caligrafía infantil. Un nuevo paso.