El excoreógrafo de Mayumaná se estrena en Gazteszena

'Al menos dos caras' (2011) trata sobre los diferentes puntos de vista que adopta el ser humano ante cada situación, partiendo de la imagen de un hombre caminando sobre un muro. Con una duración de cuarenta y cinco minutos, el coreógrafo israelí ofrece una muestra de su lenguaje personal con un especial acento en las emociones y la plasticidad del movimiento, en un dúo masculino. «Los objetivos de nuestro trabajo son la investigación, el aprendizaje y el desarrollo del lenguaje y mediante esta búsqueda, la creación de un espacio virtual donde el público pueda ver, sentir e imaginar», asegura. Formado en folclore israelí, danza contemporánea y ballet clásico, Fridman debutó como bailarín en la Ido Tadmor Dance Company en 1999 y formó parte de la Kibbutz Contemporary Dance Company, de la compañía de danza Vertigo, y de diversos proyectos para el efervescente Suzanne Dellal Center, reputado centro para la creación dancística en Israel. Su labor como coreógrafo comenzó en el año 2000, con la formación del grupo Phrasal, para la que creó su opera prima 'Covered red'. Cuatro años después, desempeñó las labores de coreógrafo y coordinador artístico de Mayumaná.

Veterana de los escenarios donostiarras, Marta Carrasco (Cardedeu, Barcelona, 1972) retorna con su último espectáculo 'No sé si.' (2011), cuya única función tendrá lugar el domingo en el Victoria Eugenia. Dos hermanas se embarcan en un viaje emocional para experimentar amor, odio, muerte, amistad, pasión, etcétera, todo ello con un marcado tono lúdico, lo que no exime de determinados momentos más dramáticos. Construido en clave de divertimento, el espectáculo, con una duración de sesenta minutos, se inscribe dentro de ese espacio intermedio de difícil definición entre los lenguajes de la danza y el teatro. «A menudo, cuando nos encontramos sentados en una butaca frente a un escenario, intentamos deducir lo que nos quieren decir. Cuál es el significado del espectáculo. Si es danza o teatro. A menudo, nos encontramos perdidos, desconcentrados, cuando todo es más sencillo de lo que parece. Se trata de dejarse llevar. Entrar dentro del mundo de los sentimientos y la emoción», explica la artista catalana.

Marta Carrasco no inició su formación en danza hasta su mayoría de edad. Una década después de su estreno en solitario, obtuvo el Premio Nacional de Danza de Cataluña (2005).