Bucle celta

Millones de espectadores en interminables giras por todo el mundo, cientos de miles de vatios de luz y sonido, almibarados argumentos con la consabida lucha entre el bien y el mal, triunfo del amor, todo ello a ritmo de 'tap dance'. Ésas son las señas de identidad de cada uno de los sucedáneos que han ido desfilando por los escenarios en los últimos años. Precisamente, hace trece meses, visitaba el Kursaal 'Spirit of the Dance', repitiendo todos los elementos del patrón original. En la gira conmemorativa de su décimo aniversario, 'Magic of the Dance' recaló anoche en un despoblado Kursaal. Con mejor envoltura que su predecesora, el montaje coreografiado por John Carey repitió todas las consignas. Veintitrés artistas sobre el escenario, más de veinte millones de espectadores en una década, etcétera. Esta vez, la historia de amor se desarrolla en la Irlanda de la hambruna y vence las dificultades del viaje a América, como si de un infinito bucle celta se tratara.