Blanca Li expresa en 'Solstice' su preocupación por la naturaleza

Para Blanca Li, tratar cuestiones de actualidad en la creación no es siempre necesario, y no es extraño que sus obras surjan de lo que llama «necesidades diferentes. De sensaciones como lo que me ha sugerido la lectura de un libro, o una pieza de música, otro tipo de inspiración más allá de la actualidad», dice. Pero el caso de la coreografía que podrá verse en el Teatro Arriaga mañana y pasado, 'Solstice', es justo el contrario: «Lo que vivimos en lo cotidiano siempre nos influye a la hora de crear, claro, y a veces más que de costumbre, a veces puede ser lo más importante de todo», explica desde París, su centro de operaciones desde hace mucho tiempo. Hace casi un año fue nombrada primera mujer coreógrafa de la Academia de Bellas Artes francesa en reconocimiento a su contribución a la danza.

El punto de partida de 'Solstice', una pieza en la que danzan 14 bailarines, es la preocupación por la naturaleza, que en los últimos años, se ha convertido en, como dirían en las redes sociales, 'trending topic'. «Es increíble, porque cuando yo comencé a trabajarlo y cuando lo estrenamos, aunque era un tema importante, no tenía tanta fuerza como ha cogido más recientemente».

De lo universal a lo local y hasta a lo puramente privado, individual, la coreógrafa, bailarina, directora de los Teatros del Canal y directora de escena para ballets, musicales y óperas, realizadora de cine y audiovisual, actriz y artista multimedia Blanca Li (Granada, 1964) se preguntó en 2017 qué podía hacer ella como artista -como ciudadana también, pero eso era a otro nivel- para hacer una llamada a «la reflexión y a la concienciación general. Quería hablar de ello, compartir las inquietudes que tenía y ayudar a reflexionar a otras personas a través del arte».

Para ello, decidió partir de los elementos de la naturaleza que, cuando todo está en equilibrio, son no solo beneficiosos sino vitales para el ser humano... y cómo pueden convertirse en dañinos y mortales cuando se destruye ese equilibrio. «¿Qué representan para nosotros la luz, el aire, el fuego? Son parte de la naturaleza en que vivimos, pero sobre todo me interesaba ver cómo nos afectan cuando deterioramos el equilibrio natural del planeta y cómo el hecho de que lo rompamos termina dañándonos», explica la bailarina.

Así, una lluvia ligera o un baño en el mar «son pequeños placeres», pero una lluvia torrencial o la subida del nivel del mar ya son otra historia, bastante peor. «La brisa en la cara es maravillosa, pero los vientos pueden llegar a ser terribles. El fuego calienta y también quema», enumera esa doble faceta de los elementos. «Y el trabajo de creación consistió en improvisar sobre todas esas sensaciones», acompañadas en la pieza final de la música creada por percusionistas. La proyección de vídeo, la escenografía y el juego de luces se convierten, además, en un «todo unido» imprescindible como trasfondo de sus movimientos para transmitir esa relación estrecha entre los humanos y su entorno natural.

'Solstice' es un espectáculo que extrae poética de la naturaleza, asegura su autora, pero sobre todo es una respuesta personal a una crisis global y «una llamada a intentar cambiar las cosas para reequilibrar. Y para que, además de cambiar comportamientos personales porque no podemos consumir como consumimos, seamos capaces de exigirles a los gobiernos que legislen en este sentido».