Arte en movimiento

La historia moderna de la formación está íntimamente ligada al nombre de Uwe Scholz, quien se hizo cargo del ballet en 1991 rebautizándolo en honor a su ciudad natal. Desde entonces, su periplo existencial ha ido evolucionando a la par del estilo coreográfico de su mentor, beneficiándose al mismo tiempo de la gran tradición sinfónica de la que hace gala la urbe que le presta denominación. Tras la muerte de Scholz, el peso de dirigir la compañía recayó sobre Paul Chalmer, quien asumió el reto de continuar la labor de uno de los coreógrafos más respetados del panorama europeo. Chalmer aporta a la compañía una forma diferente de entender la danza, una visión que dota de nuevos acentos a un distintivo toque neoclásico alemán que le ha deparado un rotundo éxito a nivel internacional. Desde su dominio de la técnica, con la que acaricia todos los estilos, el nuevo director artístico del Ballet de Leipzig exige a sus bailarines la misma capacidad para transmitir diferentes estadios emocionales utilizando el lenguaje corporal que les transmitió su predecesor. Conjurando toda la potencialidad del arte en movimiento, los danzantes se esforzarán por trascender las barreras del tiempo para revivir la belleza de las notas de Mozart en una pieza que es, según palabras del propio Scholz, síntesis de la alegría del autor así como de su "melancolía producida no por narcisismo sino por fuerza trágica". Una energía que también se apoderará del escenario para hacer tangible la inspiración de Schumann.

Fecha: hoy, sábado 3 de febrero. Hora: 20.30. Lugar: Teatro Principal. Actuación del ballet de Leipzig. Programa: Jeunehomme de Mozart y Sinfonía nº 2 de Schumann. Esta compañía cuenta con más de 50 bailarines procedentes de más de 20 países distintos. El actual director artístico del ballet es el canadiense Paul Chalmer, que se hizo cargo del grupo después del fallecimiento de Uwe Scholz. Entradas: 23/16/11 euros.