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Hemen zaude: Hasiera Hemeroteka "Siempre he sentido la necesidad de crear, de explotar esa faceta"

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"Siempre he sentido la necesidad de crear, de explotar esa faceta"

Iratxe Ansa. Bailarina y coreógrafa

La bailarina Iratxe Ansa presenta esta tarde en La Fundición una pieza en la que reflexiona sobre los cambios físicos, tomando como punto de partida la nariz de payaso
Egilea
Leyre Eguskiza
Komunikabidea
Deia
Tokia
Bilbao
Mota
Elkarrizketa
Data
2014/12/19
Lotura
Deia

Se dice que la nariz roja, aquella que hace despertar incluso las sonrisas más tozudas, es la máscara más pequeña del mundo, por ser la que menos esconde y la que más revela. En torno a ese minúsculo objeto girará El sonido que hacen los cuerpos en la quietud, una reflexión artística con la que la bailarina internacional Iratxe Ansa (Donostia, 1976) pondrá punto y final esta tarde a la XV edición del festival Dantzaldia, en la sala La Fundición de Bilbao.

Tras bailar sobre escenarios de todo el mundo, ¿cómo pisará hoy el de La Fundición?

-Durante muchos años he trabajado fuera, pero al final siempre he vuelto a mi tierra en galas, con diferentes coreógrafos... La actuación de esta tarde me hace una ilusión especial, al igual que me ocurre siempre que vengo aquí, me siento como en casa. Con todo, creo que saldrá algo muy bonito y emocionante porque buscaré la conexión con los espectadores y entablaré una charla con ellos, algo que no he hecho nunca. Quiero que este work in progress sea como un hilo del que empezar a tirar y descubrir si surge algo interesante. Últimamente me apetece meterme en estos líos (risas).

¿Y cuál será la base de ese hilo del que pretende tirar?

-Llevo ya un tiempo investigando sobre la idea de los cuerpos que están pero no están, la fisicalidad, la esquizofrenia... He estudiado con interés la teoría que dice que la nariz roja es la máscara más pequeña del mundo y que cuando te la pones adoptas otras personalidades. Aunque yo estéticamente no la utilizo, la pieza de esta tarde se cimienta en todo eso. Me interesan esos cambios físicos.

¿Qué verá el espectador en esta guinda final del Dantzaldia?

-Ejecutaré un solo que he creado en México, donde estoy desarrollando una serie de producciones de cara a 2015. No es una pieza fácil pero, si soy sincera, tampoco me interesaba que lo fuera, simplemente era algo que me apetecía hacer ahora. Junto a la pieza se proyectarán unos vídeos que me hace mucha ilusión enseñar, y habrá una charla. Es una completa muestra de todo ese trabajo de investigación.

Volviendo la vista atrás, ¿cómo recuerda sus inicios?

-Siempre me cuentan que desde muy pequeña decía que quería ser bailarina o actriz. Empecé en el Grupo de Danzas Vascas Ereintza y como allí vieron que tenía unas condiciones físicas apropiadas para la danza, mis aitas me llevaron a Trintxerpe, ya que ellos no sabían que en Donostia el conservatorio era de música pero también de ballet. De ahí fui a Donostia con Peter Brown, quien nos exigía como si fuésemos profesionales. Íbamos a ensayar incluso los fines de semana, pero recuerdo que lo hacíamos muy contentos porque nos encantaba.

Después, y siendo todavía muy joven, fue a parar a la John Cranko Schule de Stuttgart (Alemania).

-Fíjese, con 14 años me concedieron una beca para seguir con mis estudios en Alemania y allí me fui. Me suelen preguntar si fue duro, pero para mí fue maravilloso. Tenía claro que quería bailar y ese era uno de los mejores sitios para ello, como he comprobado con los años. Mi etapa en Stuttgart supuso un paso adelante muy serio, me introdujo en el mundo de la danza y encaminó mi trayectoria profesional. Es decir, que no tuve que entrar luego más de golpe o bruscamente, sino que me fui introduciendo poco a poco y desde muy pequeña.

Luego vinieron el Basilea Ballet, el Ballet Gulbelkian, la Compañía Nacional de Danza, el Lyon Opera Ballet y el Nederlands Danse Theater; no ha parado.

-Después de Stuttgart me ofrecieron contratos en diferentes lugares, pero me decidí por Basilea y luego me he ido moviendo mucho a lo largo de mi carrera. Podía haberme quedado anclada en un sitio, pero siempre tuve la necesidad de crear, de explotar esa faceta creativa, aunque no sabía muy bien qué era eso. Sentía que quería y necesitaba algo más y me fui a Lisboa, donde estaban coreógrafos muy potentes como Nacho Duato, Jiri Kylian o William Forsythe, que han hecho historia. Enseguida descubrí que, además de ejecutar, lo que me interesaba de verdad era tener la oportunidad de trabajar y crear junto a ellos. Conocí a Nacho y me invitó a trabajar en la Compañía Nacional. Era la bailarina más joven y tuve que trabajar duro para llegar al increíble nivel al que la llevó. Ese fue el comienzo de una etapa en mi carrera profesional, otro territorio diferente sobre el que pisar. Además de bailar sus piezas por todo el mundo la gente me reconocía, fue una referencia muy importante.

2009. Decide abandonar la compañía Nederlands Dans Theater. ¿Necesitaba ese cambio de etapa?

-La verdad es que no pensé dedicarme a ser coreógrafa freelance. Necesitaba algo más de tiempo libre y pensar en lo que quería hacer después. Empezaron a llamarme y al principio no cogía tantas cosas, pero poco a poco me estoy metiendo en esto y disfruto muchísimo de esta nueva faceta: doy talleres por todo el mundo, hago de jurado en concursos y participo en los proyectos que me llaman la atención por alguna razón. Siempre he podido hacer lo que he querido y eso es una auténtica suerte.

Iratxe Ansa

(Juan Lazkano)

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