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Españoles en la Opera de Viena: «Esta profesión no te da para ahorrar»

Egilea
Marta Carrasco
Komunikabidea
ABC
Tokia
Sevilla
Mota
Albistea
Data
2002/01/13

Son rotundos en afirmar que el grave problema de España, «es que no hay compañías donde bailar. En Austria, incide Sonia, hay un teatro en cada ciudad, donde la programación abarca ópera, ballet y música clásica, además de teatro. Aquí, en España no es que falten los profesionales, los hay y muy buenos, pero falta infraestructura y cultura teatral. En España existen muchos complejos, y hay que decir que los bailarines españoles somos muy buenos y estamos muy bien considerados fuera. Tenemos fama de trabajadores y sobre todo de tener ritmo y saber bailar todos los estilos».

Su llegada a Viena fue gracias a los «ojeadores» que este ballet tiene en todos sitios, «nos captaron hace unos diez años, y esta era la primera compañía que pisábamos como profesionales». Pero la adaptación no fue sencilla. Para Sonia, cambiar la vorágine neoyorkina por la tranquilidad vienesa fué un shock. Claudi, al haber estado en Alemania, se adaptó mejor. «Además, la gente se cree que por estar en la Opera de Viena nos pagan sueldos de rey, y no es así. Es verdad que tienes un gran prestigio internacionalmente, pero por ejemplo, un bailarín cobra unas 180.000 pesetas, suben doce mil cada dos años, y eso en un país donde el kilo de manzanas está a 400 pesetas».

Sonia incide aún más: «cuando tienes treinta años te niegas a seguir viviendo en plan estudiante, en comuna, y quieres tener tu casa. Gastas muchísimo en teléfono y en viajes. Esta profesión para ahorrar no te da, la verdad».

Aunque ambos dicen tener amigos vieneses e incluso el compañero sentimental de Sonia es austríaco, ambos confiesan que en la compañía de ballet, los mediterráneos suelen unirse más. «No es cuestión de idiomas, porque en el ballet hablas en italiano o inglés, es que coincides en más cosas, echas de menos aspectos comunes de la vida y no se, estás en la misma onda».

«QUIERO TENER NIÑOS»

Tienen diez meses continuados de trabajo y dos de descanso, aunque esto último no se cumple casi nunca, dado que hay a veces giras de la compañía u otras actividades.

«En Viena se baila muchísimo, afirman, porque además de intervenir en nuestros montajes de ballet, tenemos que bailar en los montajes de ópera, y en Viena en el teatro cambian la ópera cada noche. Es decir, que podemos hacer al año dos títulos operísticos a cinco funciones por título, pues un total de diez funciones. Como se ve no es como aquí en España. La verdad es que deberían hacer un esfuerzo porque si al público no le das ofertas, acaba por no pedir».

El futuro ambos está aún por decidir, aunque Claudi Bombardo ha decidido seguir el camino de la coreografía. «He realizado unas quince coreografías, cuatro de ellas ya estrenadas por compañeros de la Opera de Viena». Sonia Setién es más audaz, «yo lo que quiero es tener niños y no a muy largo plazo», afirma con una amplia sonrisa, y de momento piensa seguir bailando. Tampoco esta solista se plantea su futuro aunque sí sabe que seguirá viviendo en Viena, «me gustaría que mi compañero quisiera vivir en España, pero me temo que no, que de momento nos quedamos con los fríos vieneses».

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