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El ‘Baile de la Era’, con el sello de Lizarra

La coreografía de la suite nació por la visita de Alfonso XIII en 1903 y se recuperó el 25 de mayo del 33 tras años sin bailarse

La danza en Estella-Lizarra hunde sus raíces en los siglos XVII y XVIII como demuestra la recopilación de documentos de Rosa Villafranca. Pero si buscamos un antecedente directo del Baile de la Era, nos aparece documentado en las crónicas que en las fiestas de agosto de 1864 escribe el cronista Gabino Beunza, de La Voz de Navarra.
Egilea
Javier Arizaleta
Komunikabidea
Deia
Mota
Albistea
Data
2016/05/25
Lotura
Deia

“Se han cometido los más infames y abominables actos”, decía, para luego exclamar: “¡Oh lamentable ceguedad y cuán grandes perjuicios ha de acarrear a esta mísera ciudad, si no se pone valla abajo a tan lamentable borrasca!”. Está claro que aquel cronista no veía con buenos ojos las danzas que se bailaban al ritmo de la jota o fandango y que amenizaban las fiestas de la ciudad del Ega. Además, acusaba al Ayuntamiento por permitirlas. “Es responsable de tamaños abusos y si ahora tiene dificultades para parar tan diabólica costumbre más adelante las tendrá en mayor número. ¡Ojalá, el año que viene eche por tierra tal diversión, madre fecunda de innumerables males!” A pesar de los malos augurios del cronista Beunza, el baile con sonido de gaitas y tambor continuó en Estella y esta es la razón, junto con la venida del rey, de que en 1903 un grupo de doce parejas comenzaran a practicar una suite de varias piezas. Los 24 comenzaron los ensayos del Baile de la Era en la conocida como Huerta de Iribas, al son de las gaitas de Demetrio Romano o Anselmo Elizaga. Mientras, el resto de la ciudad se preparó para recibir a Alfonso XIII desalojando el ayuntamiento de la plaza de los Fueros, donde se improvisó un palacio real en tiempo récord.

Parón hasta 1933 La llegada de la comitiva real se retrasó un par de días ya que a pesar de estar previsto que llegara el 27 de agosto, los monarcas no pisaron la ciudad hasta el sábado 29, procedentes de Abárzuza, donde se hizo un alto y un posterior homenaje ante el lugar donde cayó herido el general Concha y luego en la casa Munárriz, donde murió. Hay dudas de si pudo ser esa tarde cuando el grupo de las doce parejas estrenaran de alguna manera su coreografía, aunque todo parece indicar que no sería hasta el día siguiente, el domingo 30 de agosto, cuando el grupo de danzas pudo actuar después del banquete oficial de la cena que tuvo lugar en el palacio improvisado. El programa incluía la Serenata que ofrecieron los obreros del Círculo Católico, la actuación de El Orfeón Estellés y, finalmente, la de los dantzaris del Baile de la Era. Una primera estructura coreográfica y musical que incluía La Cadena, le seguía La jota y El fandango, para acabar con Las boleras navarras y La corrida.

Una estructura que fue cambiando solo en la partitura, ya que los bailes dejaron de realizarse. Ángel Elizaga la modificaría diez años después (1913) y serían también los Elizaga, Modesto, Edilberto y Fermín, quienes la volvieron a retocar en 1928. Fue en 1929 cuando Hilario Olazarán se dio cuenta del valor de la obra y rogó “al pueblo de Estella que restauren el Baile de la Era” y añadió “para que lo bailen los que nos sucedan. Dancen inocentemente como los antepasados”. Una petición que no cayó en saco roto. En 1933 se creó el Comité pro Baile de la Era y el 25 de mayo de ese año, hace hoy 83 años, un grupo de 24 dantzaris actuó en las fiestas de la Virgen del Puy y recuperó así el espíritu de la Huerta de Iribas, en la que se ensayaron los primeros pasos para hacer de La Era un baile universal.

Los ensayos del Baile de la Era (1933), año de la recuperación por dantzaris de Eusko Etxea de Lizarra.

Los ensayos del Baile de la Era (1933), año de la recuperación por dantzaris de Eusko Etxea de Lizarra.

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